YAMADA CHIKARA



Ha sido uno de los discípulos de Ferran Adriá, trabajando en El Bulli durante varios años. Desde su propio restaurante en Tokyo ejecuta una cocina muy especial, como era de esperar, combinando la cocina molecular con la cocina y la tradición japonesa.
Un pequeño y discreto restaurante en el centro de Tokyo del que apenas hay publicidad y no está incluido en muchas listas de restaurantes conocidas como Michelin, pero está generando una feroz discusión sobre la nueva evolución de la cocina de altos vuelos local.
Un espacio para tan sólo 12 comensales y una sorprendente cocina de pequeñas dimensiones, de donde salen sus sugerentes propuestas, un espacio basado en la ceremonia del té, sobrio y austero.
Su premisa es alimentar el ojo, estómago y espíritu, y para esto además de su cocina se sirve de una carta de vinos con referencias españolas y francesas. 
Pequeños platos que enfrentan opiniones, lucha entre la creación y eclécticismo con la tradición.





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